
Pensando que del mundo soy el dueño
empaco mi ropa, la biblia y un gran sueño.
Por tan larga que sea la trayectoria
miro fijo, en alto, directo a la vitoria.
La carretera negra me marca la distancia
no importa lo lejos, confiado en la constancia
del trabajo, del esfuerzo, del anhelo
de volar, con mis propias alas hacia el cielo.
Y si el mundo me gritara que no puedo
con voz grave, cerrándome el camino;
firmemente le arremeto —¡Yo no cedo!—
a paso firme enfrento a mi destino,
sigo atravesando frío, dolor y desvelo,
escalo los duros peldaños hacia el cielo.
3 comentarios:
Motivacional, gracias por compartirlo.
Espero que esto pase pronto en mi vida... Lo has descrito de una manera estupenda!
Éxitos!
Ruta al cielo muy lindo.
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